viernes, 5 de septiembre de 2008

Cats, por Albert

Martes al mediodía. En mi living hay cinco grandes cajas de cartón, envíos de DHL que acaban de llegar de Buenos Aires. Las miro con desconfianza y me pregunto ¿en qué momento de imbecilidad extrema se me ocurrió la peregrina idea de que iba a necesitar todo el contenido de estas cinco enormes y amenazantes cajas? Seguro que es toda mi ropa de invierno. Seguro. Finalmente me animo. Abro la primera caja y sí, tengo razón. Me quiero morir: ahí está mi tapado de piel con la campera negra de cuero y toda una colección de sueters y ropa de abrigo que no tienen ni pies ni cabeza y que de sólo mirarla me da calor.

Hay algo hermoso y conmovedor en Dili: los atardeceres. Hoy por la tarde, al regreso desde Obrigado Barraks al “compound” (es decir, al condominio) donde estoy viviendo, elegí desviarme y tomar la avenida que bordea la costanera, sólo para ver la puesta de sol. Es un momento casi mágico del día, en el cual el mar se queda inmóvil y el cielo se pone rojo y violeta, apenas manchado por algunas nubes. Sobre el horizonte marítimo, allá en medio de la bruma, se recorta la silueta montañosa y precisa de Atauro Island. El camino serpentea, de cara al sol, hasta que se mete dentro de la isla otra vez, atraviesa un destartalado mercado callejero y el mar queda definitivamente atrás.

Si tuviera que elegir un gesto para caracterizar a este lugar elegiría la sonrisa. Los timorenes tienen una sonrisa bellísima, que les ilumina el rostro. Serios resultan secos y antipáticos, sin embargo, en apenas un segundo, un gesto de agradecimiento o una palabra amable logran que todo cambie y les estalle la sonrisa en la cara.


Esta isla es muy pequeña, apenas unos 16 mil metros cuadrados, menos que la provincia de Tucumán, que tiene unos 22 mil. Hay un millón de personas en todo el país. En Dili todavía abundan los campamentos de refugiados o desplazados, como lo quieran llamar. La gente (cientos, miles, depende del campamento) vive amontonada, en unas carpas tubulares blancas, bajo el sol y la lluvia, peor que en una villa, porque la falta de infraestructura es completa y la intimidad directamente, no existe. Familias enteras viven así desde hace años. Cerrar estos campamentos resulta muy complicado por muchísimas razones que no voy a enumerar aquí pero que básicamente tienen que ver con la extrema pobreza, la falta de educación, el desempleo, la inercia y la ayuda internacional, un cóctel realmente nefasto.



Resulta que desde que llegué estoy como loca buscando gatito para Emma. La semana pasada identifiqué a una chica portuguesa -abogada ella- y que trabaja para el Gobierno de Portugal, que tenía una gata que parió a unos cuantos gatitos. Entonces fui a buscarla y para mi sorpresa, en lugar de mostrarse feliz porque alguien quería hacerse cargo de un individuo de la prole, comenzó a interrogarme acerca de mi persona. “Yo no te conozco, no sé cómo lo vas a cuidar si te lo doy, no sé dónde vivís, etc. Etc.” La verdad es que me dejó con la boca abierta. Esa no me la esperaba. Ahora bien, entendamos que aquí se trata de establecer prioridades, es decir:

Primera prioridad: gato para Emma
Segunda: gato sano para Emma
Tercera prioridad: cagar a trompadas a esta pelotuda

Como lo más importante es hacerme de gatito y estos lucen sanísimos (porque sarnosos y esas maravillas prefiero evitarlas ya que en planeta-Timor no hay veterinarios), le contesté amablemente a cada una de sus imbéciles preguntas. Quedamos en que hoy viernes iba a ir a buscar el bendito gatito. En eso estaba hoy a eso de las tres de la tarde, perdida en mis ensoñaciones oficinescas salvaguardando la paz del planeta, cuando me llega un SMS. El mensaje era de la portuguesa que me preguntaba (lo juro por lo más sagrado) si el gatito iba a “tener patio para jugar al aire libre o si yo simplemente vivía en un apartamento". Así de sencillo y sin pudor. Le contesto que el gatito va a tener patio, piscina, cancha de tenis e incluso TV satelital.

¿Lo pueden creer? ¿¿¿¿¿AQUI????? Que en Dili me estén preguntando si el gatito tiene lugar para jugar es realmente lisérgico. Ya harta, la llamo y no, no me va a dar al gatito porque su novio (sic) tampoco me conoce… Interrumpo y pregunto. “¿Tu novio? ¿Y qué tiene que ver tu novio?”, “Es que está muy encariñado”, contesta. “¿Con quién?”, pregunto. “Con los gatitos”, contesta. Es viernes, son las 15,30. Mañana llega Emma a las 13,30. Eso me da unas 22 horas para encontrar un miserable gato. Corro desesperada por los pasillos de Obrigado Barraks, preguntándole a mis compañeros si alguno tiene un gatito. Me miran con pena. Yo puedo leer los subtítulos de sus pensamientos: “Pobre, qué mal está esta chica, siempre desbordada”. Marcos, un brasilero amable y gentil que hace siete años que vive acá me dice que sus vecinos tienen unos gatitos, tres en realidad, pero que seguro me van a querer vender (sí, vender) dos para que no se sientan solos. Me tienen cansada: ya se están aprovechando una vez más de mi nobleza. “Ok”, respiro y ya estoy dispuesta a negociar, “¿Cuánto?”. Me mira, piensa y contesta: “Diez dólares cada uno”.

Nochecita del viernes. Llego a casa y ahí están las cajas de DHL. Tomo un Tramontina con el puño cerrado, achico la mirada y me abalanzo sobre ellas.

Ya está. Después de más de dos horas y media de trabajo las cajas están desarmadas y rearmadas!!! Sí señores: dos cajas completas de ropa y boludeces de todo tipo que pienso donar a alguno de los campamentos de refugiados. La gente usa y revende las donaciones en improvisados mercados callejeros, como forma de hacer plata. Es la donación más cara de mi vida (porque no quieran saber cuánto costó traer todo esto hasta acá), pero necesaria. Me doy cuenta que no necesito tener tanto, que más vale regalar esos jeanes de hace diez años y que de ninguna manera y por ninguna razón quiero volverme tan alienada y minusválida mental como la portuguesa.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Albert...perdón, pero yo a vos, no te daría ni a Bella...!!! Claro, yo te conozco, pero quién es esa para prejuzgar?? Pero me encantaron sus inquietudes...cuánto tiempo lleva en Dilli?? Por las dudas, tratá de volver seis meses antes que se cumpla ese tiempo...a lo mejor, x ahí viene el problema...Porque mirá que yo quiero a los bichos, pero tamaña pelotudez por un gato...Todo sea por Emma...espero que el pobre gato sobreviva a los amores de Eloísa, te cuento que insistía con Bella, la cual ya está bastante entrenada con los bebés y no les saca las uñas...Andá comprando una jaula, pero para Elo, no sea que te saquen el gato por malos tratos...

Mariana Levy Polack dijo...

Albert!!!
Pero al final...tenes los gatitos?....

Albert dijo...

10,45AM, sábado: acaba de llamar Marcus y sí, parece que la familia decidió desprenderse de dos de los tres gatitos (gatitas, en realidad). Claro que hubo llantos (el niñito de la flía, según su relato), pero que con 20 dólares arreglamos todo. ¿llegarán a casa antes que Emma???? Continuará...

Mariana Levy Polack dijo...

como se llaman?

Unknown dijo...

YYYYY?????? LLEGARON LOS GATITOS ANTES QUE LA EMMITA?? Por Dios, Piter.. nos mata con el suspenso...

rdcxapps dijo...

Yo tambien quiero saber quien llego primero....

Pablo Carbajo dijo...

Hablamos de GATOS? Esos de Miau? Yo supuse que en un lugar tan estrafalario tendrían por mascotas a lémures, ornitorrincos... Averiguá bien, por ahí tanta vuelta porque allá tener un gato es como acá tener un panda.