Estoy en Brindisi, en la provincia italiana de La Puglia. Es una ciudad-puerto, ubicada en el “taco de la bota”, frente al Adriático. En otros tiempos fue una de las ciudades más importantes del Imperio Romano. Hoy, en cambio, salen de allí los cruceros del Club Med y los ferrys que cruzan a Corfu, en Grecia, y a Albania. Su rutina es somnolienta y calurosa, y la siesta dura más de cuatro horas cada tarde. Pero a partir de las 6PM revive: todo el mundo sale a la calle, a pasear por la peatonal adornada con palmeras, el Corso Garibaldi y la avenida costanera. Familias con chicos, señoras con perros, ancianas paquetas y jovencitos en grupos dan la vuelta al perro sin falta, vestidos con sus mejores ropas. Ni hablar de los zapatos: nuevos y sin manchas. La gente parece muy relajada y elegante. No se ven muchos celulares ni a nadie escribiendo mensajes. Muchos chicos. Muchos cochecitos. Slow life. Poco turismo, sólo algunos mochileros europasistas que esperan tirados en la plaza del puerto que salga el próximo ferry. Es que en Brindisi, además de tomar un barco, caminar por la costanera, ver salir a los cruceros y charlar con los amigos hay poco para hacer. Escribo todo esto no porque quiera entrenar para guía de turismo sino porque no traje la cámara de fotos y quiero dejar testimonio lo que no puedo retratar con imágenes. Tampoco puedo sacar fotos del cuartel logístico de Control. Baste decir que está ubicado en la base del ejército italiano, del otro lado de la bahía de Brindisi y que tiene una bella vista al mar.
En el entrenamiento somos alrededor de 70 personas. La mayoría de los colegas se van para Darfur, en Sudán. El resto nos diseminamos por aquí y por allá. Poco a poco voy armando en mi cabeza un mapa particular, donde figuran los sitios más desdichados del planeta, destinos de las misiones más importantes (Sudán, Afganistán, Georgia, Irak, Chad, etc.). La gente es amigable: todos sabemos que lo realmente fuerte está por llegar dentro de unos días, pero mientras tanto tratamos de relajarnos y disfrutar de esta etapa de entrenamiento. El fin de semana lo pasamos de viaje de egresados: alquilamos tres autos y nos fuimos a Porto Cesareo, sobre el mar Jónico, una villa balnearia muy agradable. Sol radiante, cielo azul, el mar buenísimo y mucha diversión en general. Después nos fuimos a Lecce, una ciudad también muy antigua, con un gran anfiteatro romano, donde cenamos. Domingo: costa del Adriático y cena en Ostuni (llamada tambien la "Ciudad Blanca", en un sótano romano de más de 1200 años de antiguedad. El entrenamiento continua. Hoy martes fue el simulacro de secuestro, escenificado de manera muy realista. Es que aquí nos quieren preparar para todo. Mientras tanto, seguiremos disfrutando del sur de la Italia.
miércoles, 13 de agosto de 2008
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4 comentarios:
Me encantó y me hizo llorar un poco....
Después de todo encontraron como a otros 70 locos... y en Control, si no son 100, no podés ser la 99 ¿y el 69 no? Yo quiero ver el zapatófono! y tener un viaje de egresados como el tuyo!
Es un viejo mundo nuevo que seguro vas a poder describirlo para nosotros los otros convencionales que permanecemos en nuestros islotes, o islotes vecinos, preocupados por la crecida del río y el precio de la cebolla.
Sudán, Afganistán, Georgia, Irak, Chad... Te preparan para un secuestro, pero, ¿te pueden preparar para lo que tus tripas vayan a decir? ¿Cómo se hace?
Seguí la bitácora de tus 20.000 leguas que, desde Cyber-espacio, serguiremos leyendo atrapados, fieles e interesados los isleños que tanto los queremos.
!Besos!
Qué intensidad, Albert! del simulacro de secuestro, al viaje de egresados; del intento de entender qué les espera en cada destino a los paseos por la costanera... Qué mas decirte? Te acompañamos desde la Reina del Plata y es un placer leerte, no es necesaria la cámara...
Ay! no, ya habìa escrito que ayer soñé con vos, que te iba a San Sebastian y te ibas a encontrar con Horacio. Y despúes viajabas a Japón... Pero como no se como es esto de los bloggers perdi todo y tuve que empezar de nuevo.
en fin, que ya debés estar en Dili, muy lejos de mis sueños, con lágrimas en los ojos. Bueno, te recuerdo que cuando me fui sola a Egipto lloré varias veces pero valió la pena la osadía, porque cumplí uno de los sueños de mi vida!
Quiero noticias tuyas! Lo llamo a Silvio? Besos. G
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